26.2.16

Tiempo de valses (y de algún que otro virus...)

¡Madre mía! Ni de la contraseña me acordaba para volver a entrar en el blog... :p

Vergüenza debería darme que haya pasado tanto tiempo sin publicar nada. Y eso, que en su momento me prometí dedicarle más tiempo a esto de escribir posts porque sois muchos que, aunque no lo reconozcáis en público (usease, escribiendo comentarios que nos encanta leer, de paso sea dicho), a título personal siempre me decís que os gusta leernos. Total, que hay propósitos que por mucho que quieras, las circunstancias no te dejan cumplirlos. Virus, gripes, otitis, sinusitis y todo lo acabado en -itis se pasó por nuestra casa para quedarse un par de semanas con nosotros, pero aún así, resistimos (con medicamentos varios) y nos fuimos de ball.


Por la foto ya veis que en este post voy a sacar la artillería pesada, porque hoy hablaré de la temporada de balls, en concreto de la Rudolfina Redoute. Y esta edición, ¡con invitados especiales!

Como ya os expliqué el año pasado en este post, cada año se celebran en Viena más de 450 bailes. La ciudad de los valses celebra de modo exuberante el Carnaval durante los meses de enero y febrero. La antigua tradición de carnavales sigue creciendo mientras se bailan valses y quadrilles o músicas algo más modernas (¿consideramos Abba moderno?).



Fotos glamurosas en la cola antes de entrar, con abrigos, bufandas, refajos...


La temporada de baile se inicia en noviembre, con el ball de la Cruz Roja, aunque indiscutiblemente EL BALL (con mayúsculas) es el Baile de la Ópera (que fue el pasado 4 de febrero) en la Ópera Estatal de Viena, en la que se reúne la flor y nata de la sociedad austríaca. 






Nosotros a ese evento aún no estamos invitados (todo se andará), pero este año no hemos faltado a nuestra cita con el ball de la Rudolfina Redoute, que fue el pasado lunes 8 de febrero. "Redoute" significa "baile de máscaras" y la característica de un baile Redoute es, efectivamente, las máscaras. Pero en este caso, sólo las mujeres deben llevar máscara, ya vengan solas o acompañadas.  





Como cada año desde hace varias décadas, este baile (y muchos otros) tiene lugar en el Palacio Imperial de Hofburg (residencia de invierno de Sissi y compañía). Los orígenes de la Rudolfina Redoute se remontan al Imperio Austro-húngaro, y de eso hace ya unos cuantos años... 








Para para asistir al ball hay que seguir un estricto código de vestimenta. Las mujeres deben llevar vestido de noche largo, así como máscaras hasta la medianoche. Los hombres deben llevar frac, esmoquin o el uniforme correspondiente a la hermandad que lleva el mismo nombre, Rudolfina.



Este año, como habéis podido observar en las fotos, el grupo aumentó y tuvimos unos invitados muy especiales (al menos para mí, ;D). Además de Laura y Alex (con los que ya fuimos el año pasado), nos juntamos más componentes de la Chikipandi: Mariana, Roman y Sara, además de una pareja del trabajo de Iñigo (Juanma y Mary Anne) y, por supuesto, ¡¡MIS PADRES!! 

Nuestra entrada triunfal. De izq. a der. Roman, Antwan, Vicky, Mariana, una servidora, Sara, Iñigo, Laura y Alex.

Todos con su mejor sonrisa, y yo con mi mejor sinusitis... ;(


¡Sabía que os iba a gustar! ¡Qué ilusión poder compartirlo con vosotros!




Otra de las novedades de este año es que llegamos a tiempo para ver la entrada de las debutantes y la ceremonia de apertura. Que para verla una vez está bien, pero creo yo que el año que viene ya la veremos en un vídeo resumen. ¡Qué larga! ¡Y aguantando de pie con esos tacones! Definitivamente, el año que viene directamente a la barra (como el año pasado, vamos...).

A punto de participar en el desfile de entrada...





 



Otra de las novedades con respecto al año pasado es que, esta vez, tuvimos a nuestra disposición una preciosa, cómoda y práctica mesa en la Zeremoniensaal para sentarnos, descansar, brindar, tomar el antibiótico, dejar las máscaras... Total, un gran acierto, porque entre los enfermos, la embarazada, los tacones... ¡Gracias mil desde aquí a mi querido padre por la idea (y el desembolso, claro)!


Además, la mesa tenía unas vistas espectaculares, con el Parlamento y el Rathaus de fondo, iluminados.

Está mal que yo lo diga, pero esto sí es un monumento. El Ayuntamiento, digo...







 

Parece mentira que ya haya pasado un año. Y tengo la prueba gráfica de ello, porque entre estas dos fotos hay exactamente 365 días de diferencia...




Ya se sabe la fecha del año que viene (27 de febrero), así que, agendas listas... ¿Quién se apunta?

1 comentario:

  1. Preciosas las fotos pero le he cogido manía a ese baile, le ha costado una pulmonía a mi hermana!

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